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Hay múltiples lugares donde se describe de manera detallada el funcionamiento técnico de un vehículo híbrido. En este espacio, únicamente vamos a dar unas pinceladas que permitan comprender mejor la propuesta de mejora en el rendimiento total del sistema de propulsión híbrida.

Un vehículo híbrido es aquél que está dotado de varias fuentes de energía distintas para su desplazamiento. Como ejemplo más extendido, cuentan con un motor de combustión interna y uno o varios motores eléctricos con su correspondiente batería de alta tensión.

El modelo que actualmente posee mayor rendimiento y agrado de conducción es el basado en un motor térmico de alto rendimiento (ciclo Atkinson con compresión máxima de 13:1) y dos motores eléctricos de gran potencia y par conectados mediante un diferencial planetario. Este sistema se apoya en una batería de níquel e hidruro metálico de peso y capacidad reducida, para suplir la energía precisa en los momentos en que el motor térmico cuenta con menor rendimiento energético.

Durante el funcionamiento normal de un vehículo híbrido, se favorece el funcionamiento de cada uno de sus medios de propulsión en el rango en que su rendimiento sea óptimo. Por tanto, la principal diferencia respecto a un vehículo convencional será que cuando se encuentra detenido o circula a baja velociad, el motor de combustión interna podría detenerse, puesto que es uno de los momentos en que el rendimiento de este motor es más cuestionable. También hay otros momentos en los cuales el motor de combustión interna se detiene o gira a unas revoluciones muy bajas, como puede ser durante las fases de desaceleración, descenso de algunas pendientes o circulación con bajas cargas.

Toda esta tecnología tiene la ventaja de proporcionar un rendimiento al conjunto de propulsión del vehículo superior a otros sistemas, puesto que no sólo se reducen en gran medida los períodos en los que el motor de combustión interna consume combustible, sino que la parte eléctrica es capaz de regenerar y almacenar energía durante las frenadas. Esta energía se pierde en forma de calor y desgastes en los sistemas de frenado de los vehículos convencionales.

En contra de lo que se piensa comúnmente, además cuenta con el hándicap de constituir un sistema simple, con pocos elementos susceptibles de desgaste y sustitución y por tanto con una gran robustez de diseño. Los motores eléctricos son trifásicos síncronos, por lo que no tienen escobillas. El vehículo no posee correa de distribución, ni embrague, alternador, turbo o filtro de partículas, elementos comunes en vehículos convencionales, que pueden conllevar mantenimiento o reparación a lo largo de su vida útil.

La idea del Proyecto presentado en esta web es el estudio del comportamiento térmico del sistema de propulsión. Mediante las conclusiones extraídas se ha logrado desarrollar un equipo que mejora la regulación térmica del motor de combustión interna. Con este dispositivo se logra reducir aún más las pérdidas energéticas con el fin de mejorar el consumo. Si tenemos en cuenta que la propulsión híbrida posee un diseño muy cuidado y que los consumos y emisiones son los más reducidos actualmente en el mercado, no ha resultado tarea fácil lograr una reducción del 15% en el consumo de un tipo de vehículos ya de por sí muy afinado. Como beneficio adicional a la reducción apreciable del consumo, el comportamiento del vehículo también mejora.

Me permito en nombre de Rescatando Energía presentar los ECO-FLAPSHV, un dispositivo automático que mejora la regulación de la disipación térmica en el radiador para reducir al máximo el consumo, acorde a las nuevas necesidades energéticas basadas en la máxima eficiencia sin renunciar a la calidad de vida.

Os invitamos a navegar por este sitio y conocer todas las ventajas que proporciona el sistema propuesto a cualquier vehículo híbrido.